¿Quien te ha visto y quien te ve?

Todos hemos experimentado la belleza en un momento u otro de nuestras vidas. Ya sea la belleza de una rosa, la grandeza de una cascada o la dulzura de una sonrisa, todos hemos sido cautivados por ella. Sin embargo, no todos ven la belleza de la misma manera. Hay quienes ven solo las imperfecciones en las cosas. Ven todo lo que está mal, y no pueden evitar sentir lástima por ello. Se compadecen de la rosa por sus espinas, de la cascada por su agua fría y de la sonrisa por las arrugas alrededor de los ojos. Por otro lado, están aquellos que ven la belleza en todo. Ven la rosa por los delicados pétalos, la cascada por la forma majestuosa en que cae y la sonrisa por la calidez que trae. Ven las imperfecciones como parte del carácter del objeto. Ven la rosa por los miles de kilómetros que ha recorrido, la cascada por los innumerables galones de agua que han pasado a través de ella, y la sonrisa por el humor y la vida que se esconde en su interior. También están los que ven la belleza en la actualidad. Ven la belleza en la rosa por la deliciosa fragancia que produce, la cascada por el agua refrescante que purifica y la sonrisa por la alegría que trae. Ven las imperfecciones como parte del encanto del objeto. Ven la rosa por las espinas que la protegen, la cascada por el agua fangosa que corre por ella, y la sonrisa por las arrugas que muestran la experiencia que ha tenido la persona. Hay muchos tipos diferentes de belleza, y cada uno es especial a su manera. Nunca debemos juzgar un objeto por sus imperfecciones, porque la belleza se encuentra en todos los aspectos de la vida. Deberíamos ver la belleza de hoy y apreciarla por lo que es.