Los días se acortan, pero el otoño alarga los momentos de paz y reflexión. El otoño es del corazón y en él se queda para siempre. Ninguna belleza primaveral ni estival tiene tanta gracia como la que he visto en un rostro otoñal, el ruido de una hoja que cae es ensordecedor porque con ella precipita un año, no temas al otoño, si ha venido. Aunque caiga la flor, queda la rama. La rama queda para hacer el nido, los abrazos se vuelven más cálidos cuando llega el frío.