Los ríos son maestros de paciencia, nos enseñan que incluso las piedras más duras pueden ser labradas por la constancia, enseña al árbol a ser flexible, a ceder ante la corriente y seguir adelante sin detenerse. Nos enseña a nosotros lo mismo, son guardianes de historias antiguas, testigos silenciosos de los cambios que ha experimentado la tierra a lo largo del tiempo.