Las gotas de lluvia hacen un agujero en la piedra, no por la violencia, sino por la constante caída. Si la lluvia arruina el picnic, pero salva la cosecha de un granjero, ¿quiénes somos nosotros para decir que no debe llover? A veces debemos expresar nuestra gratitud por las cosas pequeñas y simples como el olor de la lluvia, el sabor de la comida favorita o el sonido de la voz de un ser querido.