Si todos los días de la semana fueran sábados, las personas serian más felices. Lo único malo del sábado es despertar el domingo con una fuerte resaca. Pasar toda la semana planeando el sábado para al final quedarte todo el día durmiendo. Después de un ajetreado sábado, no queda más que utilizar la poca energía que queda en tu cuerpo para respirar y tal vez parpadear, eso es todo.
«Hay muchos caminos pero solo un viaje» | “Las hojas caídas en el suelo son la canción dorada de la creatividad inmortal” |
UN ÁRBOL | Juan Ramón Jiménez describe aquí ‘Las tardes de invierno’ |