Lo mejor que uno puede hacer, este martes, cuando está lloviendo es dejar que llueva. Un día lluvioso es como un hermoso regalo: puedes dormir hasta tarde y no sentirte culpable. La lluvia fluctúa entre llovizna y torrencial. Se mete con tu mente. Te hace pensar que las cosas siempre serán así, nunca mejorarán, siempre te decepcionarán cuando pensaste que lo peor había pasado.




